Es muy popular
entre los Andinos y los habitantes del Perú los relatos orales del Coriquenque
compañero alado de Viracocha, un picaflor de oro, esta pequeña ave conocedor
del presente y el futuro. Huitzilopochtli también tenía un colibrí, como compañero
a su lado. Al parecer hay una similitud enorme entre las leyendas orales
Andinas y las Aztecas sobre este picaflor andariego.
Investigación por Celestino Villalobos
Después de algunas lecturas por aquí y por allá tropecé
con estos colibrís o picaflores, pensé desde luego que podría ser una
coincidencia, pero como no creo en las coincidencias, pensé que valdría la pena
saber más sobre el tema, después de todo sería interesante. Una de las razones
principales por las que relacione al picaflor Andino con el colibrí de los aztecas,
y aunque posiblemente no tenga nada que ver. Al estar trabajando y haciendo
observaciones en la Estela de Isapa No. 5 encontré que el personaje que
popularmente conocemos como Nefi en dicha piedra se caracteriza como un
Colibrí, este personaje todavía no ha sido identificado plenamente a pesar de
todo lo que se ha dicho por los académicos. Aun cuando la piedra de Izapa hace
un relato del árbol de la vida, e implica fuertemente a la familia de Lehi como
actores principales, Lehi, Sarhia, Nefi, Laman y Lemuel y tal vez Sam, Jacob y
José. Esta evidencia no me parece, implica que Lehi haya desembarcado en el
área de Centro América, ya que mis
lecturas del Libro de Mormón me invitan a pensar que Lehi, desembarco en
Sudamérica lo que significa que este Colibrí es de origen Andino y caracteriza al personaje
de Nefi en la piedra de Izapa. Lo que podemos notar una migración gradual desde
el área de Chile hasta los Grandes Lagos de Norte América, ya que más o menos
esa fue la dirección que Fray Diego Durán describió la ubicación de Aztlán,
estas cuevas están en Teoculuacan, que, por otro nombre, se llama Aztlán,
tierra que todos tenemos noticia caer
hacia la parte del norte y Tierra Firme con la Florida. [1] Historia de las
Indias de Nueva España. Fray Diego Durán. Tomo II. p. 18.
Es entonces que de Aztlán de donde los Mexicas bajo la
dirección de Huitzilopochtli, o colibrí zurdo, los guío hasta fundar la ciudad
de Tenochtitlan.
Huitzilopochtli con mascara de colibrí
Dado a que solamente son relatos orales en algunos
casos no encuentro documentación para verificar su seriedad, en algunos casos
este relato es repetido una y otra vez aún por estudiantes universitarios del
Perú y personas acreditadas y por otras evidencias circunstanciales concluyo
que el relato del Coriquenque de oro es
real.
Me parece muy hermoso este relato en especial:
Viracocha al igual que otras deidades, fue nómada y
tenía un compañero alado, el pájaro Inti, una especie de pájaro mago, conocedor
del presente y del futuro, representado en mitos como un picaflor de las alas
de oro (Quriqinqi).
En mis lecturas ociosas, me di cuenta que por lo menos
hay tres pájaros en Sudamérica que se le llama “Corequenque” y al principio
esto me hizo invalidar los relatos del colibrí de las alas de oro y compañero
alado de Viracocha. El primer Corequenque y mi preferido es el Colibrí de Oro,
el segundo es un tipo de halcón Andino y el tercero es un tipo de quetzal
peruano, pero al parecer sin el plumaje largo de su cola.
Otro de los detalles con respecto de estos
Corequenques, son generalmente como deidades, por sus atributos y simbología individuales
por ejemplo el colibrí, como mensajero colector de miel y plumaje hermoso, el
halcón llamado también como caracará o matamico excelente cazador y el pájaro
Pilco de hermoso plumaje, un tipo de quetzal del Perú. Sin duda el plumaje de
estas tres aves fueron usadas por el Inca para adornar el llauto y Mascapaicha,
las plumas del ave halcón eran blanco con negro.
Por medio de fuentes de algunos cronistas del tiempo
de la conquista puedo deducir de la autenticidad de estos relatos orales, ya
sea en forma de un halcón, colibrí o quetzal dependiendo del área geográfica de
determinado grupo étnico. Por ejemplo en la iconografía del área del Perú y
Bolivia en Tehuano el ave por excelencia sería el cóndor, en los días de los
Maya-Toltecas sería el Quetzal. Lo que las aves siempre han transmitido
sentimientos espirituales como mensajeros de los dioses, poseer sus plumas
sería adquirir sus atributos, siendo un honor muy valorado.
En la historia; Los Incas del Perú, Sir Clement Markam
menciona que Ayar Manco, tenía un cetro de oro que lo usaba para determinar la
fertilidad de la tierra, si la tierra era muy fértil el bastón se hundía en su
totalidad, que sería el final de su lugar de descanso y fundación. Este mismo
personaje tenía un pájaro como falcón que lo tenía en una jaula, y toda la
gente lo miraba como sagrado, no podían decir si este pájaro estaba vivo o era
artificial, decían que este pájaro era un familiar de Ayar Manco.[2] The Incas
of Perú por Clement Markam 1910. p. 50.
Cuando los cuatro hermanos Ayar dejaron sus casas en
Tampu-tocco, Manco Ccapac o Ayar Manco, tomó un pájaro como falcón llamado
Indi. Ellos pensaban que este pájaro hizo que Manco Ccapac lo sirviera como
señor y obligaba a la gente a seguirlo, pájaro llamado “Indi” un espíritu
familiar de él. [3] Historia de los Incas. Pedro Sarmiento de Gamboa. p. 37.
Korekenke
Korekenke
Cuando Manco Ccapac está a punto de morir, deja el
pájaro “indi” encerrado en la caja, el tupac-yauri o centro dorado, el napa y
el suntur-paucar la insignia del príncipe a su hijo Sinchi Rocca para que
tomase su lugar. Ibíd. p. 45.
De Manco Ccapac se originaron diez familias, desde entonces
comenzaron los ídolos o “huauquis” que era un ídolo o demonio escogido por cada
Inca por su compañero y oráculo para darle respuestas. Sarmiento dice que cada
soberano Inca tenía un familiar demonio o ídolo que llamaban guauqui. De Manco
Ccapac fue el pájaro “inti” ya mencionado, de acuerdo con Polo de Ondegardo,
dice que la palabra parece ser la misma como Huauqui o hermano. Ibíd. p. 46.
El bisnieto de Manco Ccapac, Mayta Ccapac siendo de
carácter guerrero y muy atrevido fue el primero en distiguirse con las armas
después de su bisabuelo. El relato de él fue, que se atrevió a abrir la jaula
donde estaba encerrado el pájaro “inti”. Este mismo pájaro que Manco Ccapac
trajo de Tampu-tocco que había sido heredado por los sucesores, el predecesor
de Mayta Ccapac quien siempre había mantenido callado en la jaula o caja de
paja, así era el temor que tenían a esta ave. Pero Mayta Ccapac era temerario
más que los demás. Deseoso de mirar lo que sus predecesores habían guardado con
mucho cuidado abrió la jaula y vio al pájaro inti y tuvo una conversación con
él. Dicen que inti le dio oráculos y desde entonces de la entrevista con el
pájaro, él fue más sabio y sabía mejor que debería de hacer y que pasaría. Ibíd.
p. 49-50.
El cronista Bernabé Cobo de la historia del Perú
menciona que, él “Quenti” o picaflor es el menor de los pájaros que se hallan
en estas Indias, porque es tan pequeño que teniéndolo en la mano y cerrando el
puño con él dentro, no hace más bulto que si fuera una bellota de encina; y
pelado viene a quedar poco mayor que un moscardón, porque pelado, su cabeza es
del tamaño de un garbanzo. [4] Bernabé Cobo. Tomo 2, cap. XXVII, p. 218.
Tanto al colibrí como al halcón se les conocía como
pájaro “Inti” y deduzco por mis lecturas que el colibrí es un mensajero y
consejero, mientras que el halcón caracará o Corequenque podría tener un valor muy
diferente y tener un par de plumas en el llauto del Inca o gobernante es
sinónimo de grandeza por valor de hechos heroicos, aunque al Inca solamente
estaba autorizado para usar estas insignias, mientras que a los nativos Americanos
me refiero Norte América, tenían la costumbre de adquirir plumas de águila Balde,
que son plumas blanco con negro igual que las plumas del Curiquinque Andino,
sin duda alguna estas plumas tan preciadas nunca fueron tan fácil de adquirir,
ya fueran de colibrí, quetzal, cóndor, águila o halcón.
Al parecer la adoración del quetzal como un
pájaro-deidad juega un papel importante en Mesoamérica entre los Maya-Toltecas,
lo mismo entre los Andinos, al dios Wiracocha o Viracocha se le asocia con un colibrí
o Inti mensajero de los dioses, lo que me invita a pensar que la deidad de Quetzalcóatl
pudo haber nacido inicialmente en el Perú. Inti que significa sol, lo que
podría contradecirse, al comparar la palabra Inti como el pájaro halcón o
colibrí mencionado por los cronistas, a
no ser que la palabra tenga una connotación diferente, Quenti con Inti o Indi o
sea un sinónimo de lo mismo. De acuerdo con Pedro de Sarmiento, menciona que la
palabra Ynti el dios-sol es lo mismo que el pájaro Inti. [5] Ibíd. p. 37.
Al parecer no encontramos respuesta coherente, ya que
solamente tenemos fragmentos de la mitología de los Incas, pero apelando a la
mitología egipcia encontramos al dios Horus hijo de Isis y Osiris, que se le
representa con doble corona, un sol con alas de halcón, entonces podemos intuir
la influencia egipcia en esta región del antiguo Perú y la Mexicana, lo que
Inti-Viracocha (de acuerdo con las tradiciones orales), propiamente es un dios
alado representante del sol, y es entonces que parece que las cosas empiezan a
tener un poco de sentido. De acuerdo con el libro Fray Diego Durán, Historia de
las Indias de Nueva España, en la parte del vocabulario Tomo II. p. 584. [6] El
nombre de significar lo que dicen, habría de ser “Aztatlán”, ya que garza,
sinónimo de blancura, es aztatl. El nombre significa lugar de las “alas”.
Aztli, aaztli es el juego de alas con las que el ave vuela. En el caso de las
alas del ave son las alas del águila . El pueblo que hizo ciudad en el lago es
el pueblo del Águila, o sea el pueblo del sol.
Para agregar más
peso a las similitudes de las leyendas del Perú en cuanto al pájaro que Manco
Ccapac tenía encerrado en un canasto o jaula, veamos los que Fray Diego Durán
nos dice: Traían un ídolo que llamaban Huitzilopochtli, el cual traían cuatro
ayos que le servían a quien él decía muy en secreto todos los sucesos de su itinerario
y camino, avisándoles de todo lo que les había de suceder. Y era tanta la
reverencia y temor que a este ídolo tenían, que otro ninguno que ellos, no le
osaba tocar ni llegar. El cual venia metido en una arca de juncos, que hasta el
día de hoy no hay quien sepa ni haya visto de estos naturales la forma de este
ídolo. [7] Historia de las Indias de Nueva España. Tomo II, Cap. II, p. 26.
De acuerdo con el Inca Garcilaso de la Vega en
los Comentarios Reales menciona:
El rey traía esta misma borla; empero, era colorada.
Sin la borla colorada, traía el Inca en la cabeza otra divisa más particular
suya, y eran dos plumas de los cuchillos de las alas de un ave que llaman
Corequenque. Es nombre propio; en la lengua general no tiene significación de
cosa alguna; en la particular de los Incas, que se ha perdido, la debía de
tener. Las plumas son blancas y negras, a pedazos; son del tamaño de las de un
halcón baharí prima; y habían de ser hermanas, una de la una ala y otra de la
otra. Yo se las vi puestas al Inca Sayri Túpac. Las aves que tienen estas
plumas se hallan en el despoblado de Villcanuta, treinta y dos leguas de la
ciudad del Cuzco, en una laguna pequeña que allí hay,
al pie de aquella inaccesible sierra nevada; las que las han visto afirman que
no se ven más de dos, macho y hembra; que sean siempre unas, ni de dónde vengan ni
dónde críen, no se sabe, ni se han visto otras en todo Perú más de aquéllas,
según dicen los indios, con haber en aquella tierra y otras muchas sierras
nevadas y despoblados y lagunas grandes y chicas como la de Villcanuta. Parece
que semeja esto a lo del ave fénix, aunque no sé quién la haya visto como han
visto estas otras. Por no haberse hallado más de estas dos ni haber noticia,
según dicen, que haya otras en el mundo, traían los reyes Incas sus plumas y
las estimaban en tanto, que no las podía traer otro en ninguna manera, ni aun
el príncipe heredero; porque decían que estas aves, por su singularidad,
semejaban a los primeros Incas, sus padres, que no fueron más de dos, hombre y
mujer venidos del cielo, como ellos decían, y por conservar la memoria de sus
primeros padres traían por principal divisa las plumas de estas aves,
teniéndolas por cosa sagrada. Tengo para mí que hay otras muchas aves de aquéllas,
que no es posible tanta singularidad; baste la del fénix, sino que ellas deben
de andar apareadas a solas; como se ha dicho, y los indios, por la semejanza de
sus primeros reyes, dirán lo que dicen. Basta que las plumas del Corequenque
fueran tan estimadas como se ha visto. Dícenme que ahora, en estos tiempos, las
traen muchos indios diciendo que son descendientes de la sangre real de los
Incas; y los más burlan, que ya aquella sangre se ha consumido casi del todo. Mas
el ejemplo extranjero con el cual han confundido las divisas que en las cabezas
traían, por las cuales eran conocidos, les ha dado atrevimiento a esto y a
mucho más, que todos se hacen ya Incas y Pallas. Traían las plumas sobre la
borla colorada, las puntas hacia arriba, algo apartadas la una de la otra y
juntas del nacimiento. Para haber estas plumas cazaban las aves con la mayor
suavidad que podían, y, quitadas las dos plumas, las volvían a soltar, y para
cada nuevo Inca que heredaba el reino las volvían a prender y quitar las
plumas, porque nunca el heredero tomaba las mismas insignias reales del padre
sino otras semejantes; porque al rey difunto lo embalsamaban y ponían donde
hubiese de estar, con las mismas insignias imperiales que en vida traía. Esta
es la majestad del ave Corequenque y la veneración y estima en que los reyes
Incas a sus plumas tenían. Esta noticia, aunque es de poca o ninguna
importancia a los de España, me pareció ponerla por haber sido cosas de los
reyes pasados. [8] Los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega. Tomo
II. p. 215-216.
Ahora con toda seguridad sabemos que el Corequenque es
un halcón, aunque Garcilaso de la Vega no pudo encontrar explicación a la
palabra Corequenque.
De acuerdo con la lengua Quechua la palabra “cori”
significa oro, quenti como el cronista Cobo menciono significa picaflor o
colibrí, pero al parecer a un tipo de
halcón ya mencionado también le llamaban “corequenque”
lo que esta palabra en conjunto significa “colibrí o
halcón de oro” ya que en evidencias arqueológicas situadas en Bantán Grande en
la jurisdicción de Poma, departamento de Lambayeque, Julio C. Tello en 1937 recuperó para el Museo Nacional del
Perú, diversos objetos de oro y plata.
Tumi de Lambayeque
Podemos ver figurines representando un tipo de dios
viracocha con unos colibrís colgando de su corona, a la par de sus oídos o
“Tumi de Lambayeque” el cuerpo del personaje labrado en oro macizo, un tipo de
hombre pájaro, de largo mide 0.43 m y ancho 0.15 m con un peso de 990 gramos. Y
este señor de los colibrís el Tumi de Lambayeque está más cerca a los relatos
orales del Viracocha y su compañero alado, lo que podría ser una continuación
de estos antiguos mitos. Lo que nos ayuda a confirmar la fidelidad tanto en las
tradiciones orales del Perú y su arqueología, con la asociación del colibrí y
el halcón. De igual manera podemos confirmar que los Aztecas, venidos de Aztlán
tenían las mismas ideas mitológicas en común, recordando lo dicho por Pedro de
Sarmiento que dicha ave era un ídolo que pertenecía a la familia y que se
heredaba a la siguiente generación o líder,
de la misma manera que esta ave paso de Manco Ccapac hasta su bisnieto Mayte Cápac,
y supongo se pasaba de generación en generación. De acuerdo con los comentarios
de Diane E. Wirth en su libro A Challenge to the Critics. p, 71. Los antiguos hebreos
tenían en sus casas, llamados serafines, que por regla no eran adorados sino
que los tenían en sus casas como recuerdo a sus ancestros, igual que los
Mesoamericanos, tenían imágenes de sus ancestros de acuerdo con el código
Vaticano que apoya esta conjetura:
Ellos abastecían con muchas ofrendas a su progenitor
original y decían, yo soy de tal y tal linaje, y adoraban y sacrificaban a su
primer fundador y lo llamaban “el corazón de la gente” y lo mantenían en forma
de un ídolo, en un lugar seguro, ofreciéndole oro y piedras preciosas. [9]
Otra de las aves a considerar es el quetzal peruano, o
Korekennke y desde luego como poder ignorar esta valiosa información por parte
de Númitor Hidalgo Palomino. Este señor hizo una expedición que llamó
“Expedición Investigadora “Korekenke”. En busca del ave sagrada del Chinchasuyo,
desde luego estamos hablando de un área geográfica del Perú. Claro que en su
viaje hubo varios acompañantes entre ellos Lorenzo Tineo que compartió algunas
de las versiones orales del “Korekenke” y contó que hubo una vez un comunero
que casó a uno de las aves con el fin de extraerle el oro que guarda en su
buche, porque según la leyenda esta ave se sirve del oro para triturar los
granos que ingiere. A los pocos días de haberlo casado, el comunero falleció, y
posteriormente sus familiares padecieron de enfermedades muy raras, es a partir
de entonces que en la comunidad nadie se atreve a casar a esta ave emblemática,
cría de los Inkas. En el proceso de la investigación Númitor se entrevistó en
Cusco con la Asociación de Protección de Pájaros (Birdwatchers) y una
institución especializada “Manu Jungle Advetures” a cargo de la bióloga y
especialista Mg. Rocio Arce quien nos dio toda la información pertinente,
respecto a nuestra especie “Korekenke” que luego de una nutrida investigación
nos informaron que el ave korekenke conocido por los pobladores de Umari, en
efecto se trataba de una variedad de Quetzal. Es así como nuestro asombro
aumento al descubrir que el Korekenke umarino se trataba de una variedad,
indubitablemente de Quetzal peruano que también habita los bosques nublosos de
Madre de Dios, Cusco, Bolivia, Cajamarca y es muy sabido que el quetzal es el
ave emblemática de los países centroamericanos, México, Guatemala, Honduras, Panamá
y otros, siendo estos de la misma familia de los quetzales peruanos y muy
emparentados con el quetzal huanuqueño.
A esta variedad de quetzal en el idioma Quechua de la
zona se le conoce como ave Pilco.
Quetzal Peruano
Foto de Númitor Hidalgo Palomino
Foto de Númitor Hidalgo Palomino
En el Puno y Bolivia se le conoce como ave Pilco, siendo
que en Tiwanaku existen tres puertas principales: El Puma Punku (Puerta del
Puma), Inti Punku (Puerta del Sol). Y Pilco Punku (Puerta del Ave Sagrada).
Así mismo existe en la ciudad de Copacabana frontera
entre Bolivia y Perú, el templo del sol que cuenta con una puerta llamada
Pillko Punku lo que a decir de muchos investigadores se trata del ave Trogon
“quetzal”. Investigación por Númitor Hidalgo Palomino el 17 al 30 de Agosto
2008.
Lo que podemos asumir la importancia de estos tres
tipos de aves en la región del Perú en diferentes épocas de su desarrollo, tan
importante fue el quetzal peruano, como lo fue el halcón y el colibrí, coincidentemente
pasa lo mismo en la región de Mesoamérica con el pájaro quetzal, tanto los
Mayas-Toltecas y posteriormente los Mexicas arrastraron con ellos esta misma
conceptos mitológicos inherentes en su religión, entonces por sentido común me
parece que estas costumbres pasaron gradualmente de Sudamérica a Centroamérica
y posteriormente su influencia llegó a hasta lo que hoy son los Estados Unidos
Americanos y el Canadá. De acuerdo con Wikipedia con el tema “Mitología Mexica”
nos explica que al aparecer los dioses, cuatro de los hijos primogénitos o
Tezcatlipocas se encargan de organizar y poner en movimiento el universo,
Tezcatlipoca (Norte), Xipetótec o Camaxtle (Oeste), Quetzalcóatl (Este), Tláloc
o Huitzilopochtli (Sur). Huitzilopochtli estaba encargado de sostener los
cielos del Sur, lo que se le conocía también como Tezcatlipoca Azul, Colibrí
Zurdo o del Hemisferio Sur. Lo que estos
cuatro Tezcatlipocas dividían el mundo en cuatro partes, tal como los Incas. Lo
que esto podría confirmar, que este dios Huitzilopochtli inicialmente vino del
Hemisferio Sur.
Huitzilopochtli levantando los cielos del Sur
Huitzilopochtli levantando los cielos del Sur
La importancia de las plumas de una Águila Bald
todavía repercute en nuestros días, en los Estados Unidos Americanos es ilegal
tener o comerciar con plumas de este tipo de Águila, ya que sus plumas son
blancas con negro, el mismo color del Corequenque de los Andes. Estas plumas
son muy apreciadas y protegidas ya que estas plumas solamente se pueden usar
con permiso y por ciertas tribus nativo-americanas para uso en ceremonias
religiosa. En 1994 la agencia The National Fish and Wildlife Forensics
Laboratory in Ashland, Oregon regalo 870 águilas, y lleno 28.000 solicitudes
para plumas. (10) http://www.baldeagleinfo.com/eagle/eagle5.html
Sagrados artefactos regresaron a una tribu al Norte de
California, U.S.A. En Agosto 13, 2010.
San Francisco(AP)- Pieles blancas de venado, plumas de
Cóndor y un penacho (adorno de la cabeza) echo de un rojo brillante de plumas
de pájaro carpintero, están entre más de 200 artefactos sagrados que están una
vez más en posesión de una tribu de
Indios al Norte de California. La Tribu Yurok celebró el regreso de estos
artículos la semana pasada-entre la más grande
repatriación de sagrados objetos a Nativos Americanos de la Institución Smithsonita
Museo de Indios Americanos.
http://www.kyivpost.com/content/world/sacred-artifacts-returned-to-northern-california-t-78431.html?flavour=mobile
Cuento por Arnaldo Quispe, psicólogo de formación en
Perú, procede de un linaje de “paqos” (chamanes andinos).
El Colibrí de Oro (Qori Q’ente)
El país andino silvestre reúne cientos de especies de
plantas y animales, que ocupan un lugar importante en la ecología de las
alturas. Q’ente o colibrí andino es una ave de
pequeña dimensión, que tiene un significado simbólico en la cosmovisión
andina, pues se le asocia con la dulzura, armonía, buena suerte y sacrificio.
Esta es la historia de un colibrí
llamado Muru Muru que tuvo que sacrificar su vida para servir a su pueblo.
Cuenta la historia que los colibrís andinos
despertaron una mañana con un extraño presentimiento. Al mediodía presenciaron
una extraña lluvia que caía aún cuando Tata Inti el divino Sol estaba presente
irradiando con fuerza el horizonte andino. Preocupados y fatigados por las
sensaciones comunes decidieron acordar convocar al gran consejo de colibrís de
los Andes. Muchos de los líderes reunidos llegaron a una sola conclusión “Para
nuestro pueblo es muy importante estar comunicados con nuestros ancestros.
Pero parece que ellos ya no nos escuchan, ha pasado
algo esta mañana y algo tenemos que hacer.” Luego dijeron: Necesitamos
comunicarnos con ellos y por eso debemos enviar a uno de nosotros a las
profundidades del Ukhupacha. Realizar esta misión mortal implicaría salvar las
diferencias con el reino de los ancestros. Para dicha empresa, eligieron a un
colibrí muy trabajador llamado Muru Muru, buen padre y esposo, no podía ser
otro ya que había sido elegido por la unanimidad del consejo por su peculiar
plumaje gris con brillo multicolor ya una impecable reputación.
El plan comenzaba con un viaje muy distante y
arriesgado. Para llegar a la fuente misma del Ukhupacha, Muru Muru debía llegar
a las profundidades de la selva. Como en otros casos de viajes lejanos los
colibrís ya conocían la solución, pues que mejor que esconderse en los pututos
de los chasquis. El correo imperial estaba tan bien organizado que recorría
todas las rutas del imperio. Los colibrís solo tenían que tener en cuenta de
intercambiar de pututo cuando el chasqui debía intercambiar la posta con otro
chasqui. El Qhapac Ñan que une a la ciudad del Qosqo y la ciudad secreta de oro
“Patiti” era la ruta preciso que conduciría a Muru Muru a las profundidades de
la selva. El camino era secreto, celosamente resguardado a fin que nadie
pudiera saber su ubicación. Los chasquis siempre leales jamás revelarían el
secreto.
Ya en el corazón de la selva, Muro Muro muy bien
adiestrado para su misión decide abandonar su genial guarida. En adelante debía
buscar el gran Río donde mora la Yacumama, la gran serpiente del bósque. Este
era el siguiente paso: encontrar a la Yacumama pues tendría que ser su nuevo transporte
para llegar a las dimensiones del Ukhu Pacha. La gran boa apenas podía
percatarse de la presencia del colibrí, que cuando abre la boca para bostezar
el astuto colibrí ingresa y se esconde entre los afilados dientes. La Yacumama
sin percatarse de su ocasional pasajero emprende su viaje habitual hacia las
profundidades de las aguas. Una vez que la serpiente se detiene para reposar en
los dominios de la Ukhupacha, Muru Muru emprende un fugaz escape logrando salir
por las narices de la serpiente. Y de inmediato se da cuenta de encontrarse en
otra dimensión, en otro mundo en donde los colores, aromas, sonidos y luces celestiales
no cesan. Se percata también de encontrar a sus ancestros q’entes volando
alrededor de las flores aromáticas de éste majestuoso Edén. Los colibrís del
Ukhupacha le dijeron que tenía que ir a hablar en frente del clan superior de
los q’ente del mundo inferior.
Cuando los ancestros colibrís se pusieron de acuerdo y
para resolver el impase con los colibrís de la tierra media. Acordarían que
Muru Muru tenía que regresar al bósque amazónico e ir a Patiti: la ciudad de
oro del Inca y llegar a la cima de la pirámide más alta y reposar por un instante
con el Korekenke de oro, ya que para ellos eso sería un privilegio y de ese
modo se resolverían todos los inconvenientes creados.
Muru Muru aceptó, después de todo no sería difícil sea
nueva misión considerando todo lo que ya había pasado. Así fue, pero cuando el
colibrí se posó junto al ave sagrada incaica, se solidificó en oro
convirtiéndose en Qoriq’ente: el colibrí de oro incaico y ave sagrada en
adelante.
El Colibrí de Oro: Cuentos Andinos Para el Crecimiento
Espiritual. 2012
El colibrí de oro (Qori q’ ente). p. 34. Por Arnaldo
Quispe.
http://www.scribd.com/doc/116753526/EL-COLIBRI-DE-ORO-CUENTOS-ANDINOS-PARA-EL-CRECIMIENTO-ESPIRITUAL